Divulgar la ciencia es crucial por motivos que comprenden desde el progreso social y económico, hasta la educación y la participación democrática. La divulgación científica permite que el conocimiento generado en ámbitos académicos y científicos llegue a audiencias más amplias. Porque con ello, además, se facilita la mejora de la comprensión de conceptos complejos y se promueve una ciudadanía más informada y científicamente educada. Cuando la ciudadanía, y también la Administración, están más (in)formadas sobre los avances científicos, las decisiones que tienen que tomar están mejor fundamentadas, y este hecho es clave para la transparencia, la participación social y la democracia. La divulgación científica, asimismo, posee un gran valor educativo: puede despertar interés y curiosidad en jóvenes, promoviendo la motivación por la ciencia, la tecnología y el conocimiento, inspirando así a las nuevas generaciones. Divulgar la ciencia facilita igualmente la transferencia a la sociedad. Compartir de manera accesible resultados científicos puede impulsar ideas innovadoras y nuevos proyectos, tanto en el sector empresarial como en el ámbito social. La divulgación de procesos y resultados científicos favorece también la colaboración multidisciplinar y transdisciplinar. Divulgando entre miembros de la comunidad científica, sea cual sea la rama de conocimiento, se promueven conexiones entre disciplinas y el abordaje de los grandes retos ambientales y sociales, protegiendo los entornos de los que dependemos los seres humanos. Además, al divulgar también se incentiva la participación más activa en el desarrollo social basado en la ciencia, e incluso se promueve la colaboración de colectivos sociales en acciones científicas en el marco de la denominada «ciencia ciudadana».
Libro
Tójar-Hurtado, J.C. y Velasco-Martínez, L.C. (Coords.) (2024). Investiga Azul. Conectando la investigación Sostenible y Transdisciplinar desde el enfoque de la Economía Azul. Madrid: Pirámide. ISBN: 978-84-368-4994-3








